Un momento mágico, cargado de emociones y fantasía  vivieron los alumnos de primer ciclo básico  durante la visita de Mauricio Paredes, quien  les conquistó con el dulce embeleso de un experto cuentacuentos, pero no de cualquier cuento, sino aquel cuento que encuentra su génesis en la genialidad de este excelente escritor infantil, uno de los más vendidos a nivel latinoamericano.

             Fascinación,  es el vocablo que mejor califica la impresión que vistió los rostros  de los niños y niñas, quienes  le escuchaban en completo silencio, impactados por el carácter histriónico  del autor, quien les señaló con toda seriedad que la mejor asignatura era el recreo, que la  tarea que no pueden dejar de hacer es ser felices en la escuela y  la principal habilidad a desarrollar clase a clase, es el sentido del humor.  Les instó a leer por placer y a pasarlo bien en el proceso,  a valorarse porque son únicos e irrepetibles.

              La dramatización del libro “¡Ay, cuánto me quiero!” fue una grata sorpresa para el autor, quien confesó que era la primera vez que veía  puesta  en escena alguna de sus creaciones, alabó  la excelencia de los actores, y agradeció la posibilidad de ver  encarnados a  sus personajes en el escenario, se emocionó con los coloridos y llamativos  paneles creados  por los alumnos y con las cartas que los pequeños le  escribieron mientras esperaban su visita. Respondió a la pregunta realizada por una alumna de cuarto año  ¿En quién se inspiró para escribir “¡Ay, cuánto me quiero!”?   Con un dejo de quien reconoce una debilidad en público, – en mí, en el niño que fui, que en realidad era un poco egocéntrico,  no solo me  quería , me  amaba, y aún lo hago, pero sin exagerar-.  Los pequeños espectadores esbozaron una sonrisa cómplice, pues  conocían muy bien al personaje del libro, el que fue objeto de análisis, comentarios y animadas conversaciones durante las clases de lenguaje.

                Por la atención, el cariño y la participación de los niños,  las felicitaciones no se hicieron esperar. En agradecimiento, Mauricio Paredes,   nos leyó la primera parte del libro “¡Ay, cuánto me vuelvo a querer!”,  lectura que provocó a momentos  espontáneas risas  y en otros, silencios que evidenciaban la reflexión y la identificación con el personaje que sufre una crisis de identidad y que ya no está seguro de amarse tanto como en el primer libro.

               Gusto a poco, ganas de más, y visitas a la biblioteca en busca del libro “Verónica la niña biónica”, “¿Cómo domesticar a tus papás?”, además de un nuevo significado para el concepto de  leer, dejó en los alumnos y alumnas de la Academia la visita de Mauricio Paredes, quien les dijo hasta pronto , no sin antes entregar su principal recomendación, “Saber mucho puede llevarte al éxito, pero ser sabio te llevará a la felicidad”.